martes, 28 de mayo de 2013

MI VIAJE DE MAYO-2013





De nuevo por tierras llanas: más, imposible. Hemos estado por Amsterdam y alrededores.

De entrada, buen aeropuerto, bien organizado y muy bien comunicado por tren. Los transportes urbanos también son muy eficaces; yo me moví a base de tranvías, y hay muchas líneas y muy frecuentes. El ticket de 24 horas cuesta 7,5 €, aunque también hay billete sencillo (2,70 €) y diversos abonos.

Oudezijg Achterburgwal, Barrio rojo


El idioma es absolutamente intratable; aunque está relacionado con el alemán, no se le parece casi en nada. Por suerte, todo el mundo habla inglés, y la mayoría de rótulos, cartas de restaurantes etc. están es esta lengua.

Fachadas en el Damrak



Hay algo malo: el clima. Los lugareños dicen en una resignada broma que gozan de diez días de sol al año (parece ser que el promedio real es de unos 60); en todo caso yo tuve la suerte de gozar de uno y medio. De todas formas a ellos no les arredra la lluvia; las calles están llenas de paseantes a pie o en bici, con niños pequeños y en muchos casos sin paraguas ni impermeables. La verdad es que incluso yo me terminé por acostumbrar.

Magere Brug


En cualquier caso, Amsterdam cuenta con un centro histórico de apenas 2 Km. de diámetro, por lo que puede patearse bien. De hecho, estos tranquilos paseos por las orillas de los canales disfrutando de las primorosas -y estrechas- fachadas son probablemente unas de las opciones más gratificantes de esta bella ciudad.

Oudekerk


Otra opción es alquilar una bicicleta, de las tocan casi a una y media por habitante. También se puede hacer un tour en cualquiera de las muchas embarcaciones que surcan los canales. Yo no soy muy partidario porque me gusta decidir mi ritmo, pero tiene su encanto (y se descansa)


Casa de Gustav Leonhardt


En realidad Amsterdam no es especialmente rica en monumentos, al estilo de Viena, Londres, París o Múnich; puede que sea porque la riqueza que se generó en la ciudad (y en el país) en el siglo XVII se distribuyera en una extensa burguesía acomodada y no se centrara exclusivamente en manos de la aristocracia, la nobleza o la iglesia. Pero en cualquier caso Amsterdam (literalmente, el dique del Amstel) es una bella ciudad, agradable, acogedora y animada.

José Ángel junto a "Los Girasoles"



Ya conocía por referencias los coffeeshops (donde es legal el consumo y compra de drogas blandas) y el barrio rojo (Rosse Buurt) con sus prostitutas exhibiéndose en escaparates, los sex shop, salas porno, etc., pero lo que me llamó la atención es que todo esto no se encuentre en un barrio periférico y a altas horas de la madrugada, sino en pleno meollo, entre el Dam, la catedral vieja y la plaza Niewemarkt, y funcionando a cualquier hora.

Barrio Rojo. Catedral Vieja.

Elegante escaparate de un sex-shop



Pero la verdad es que no hay ninguna sensación de inseguridad. Estos locales se alternan con todo tipo de comercios y restaurantes, y los transeúntes son turistas y residentes de todo tipo y edad.



Ronda de noche. Rembrandt




Dos visitas imprescindibles son el Rijksmuseum y el Van Gogh Museum. El primero alberga obras significativas de casi todos los grandes maestros holandeses de los siglos XV al XVII: Geertgen tot Sint Jans, Lucas van Leyden, Hendrick Goltzius, Frans Hals, Jan Vermeer, Ferdinand Bol, Nicolaes Maes, Guerrit Dou, Jacob Ruysdael, y un repertorio generoso del maestro Rembrandt van Rijn. También hay obras de autores de otros países y épocas, así como dibujos, grabados, porcelanas, muebles, etc.

Isabel junto al "Dormitorio en Arlés"


En el Van Gogh Museum se encuentran más de 200 pinturas del autor, así como unos 400 dibujos. Entre las obras principales expuestas se encuentran “Los comedores de patatas”, “La recámara de Arlés” y una versión de “Los girasoles”. Además, el museo tiene la custodia de la mayoría de las cartas del pintor. La colección alberga también obras de otros pintores, como Gauguin, Seurat, Toulouse-Lautrec, Manet, Millet, Monet, etc.


Mujer leyendo una carta. Vermeer

A la entrada tuvimos que sufrir una larga cola bajo la lluvia, mientras contemplábamos cómo se colaban los que llevaban el ticket adquirido online, así que tenedlo en cuenta.
Otra cosa: en ambos museos dejan hacer fotos, por supuesto sin flash, y con sólo alguna excepción.

Tulipanes en Keukenhof



En cuanto a los alrededores, hay dos excursiones tópicas que, a pesar de la enorme acumulación de turistas, vale la pena realizar. La primera al parque Keukenhof (jardín de la cocina) con sus 32 Ha. de extensión y sus 7 millones de bulbos plantados a mano uno a uno cada año.

Molino para drenaje


Tulipanes, jacintos, narcisos, orquídeas, rosas, claveles, lirios, azucenas y muchas otras flores repartidas por los jardines y los cuatro pabellones componen un maravilloso espectáculo. Eso sí, solo está disponible de marzo a mayo. Nosotros de hecho no pudimos disfrutar del esplendor de los campos de cultivo adyacentes, auténticas alfombras kilométricas que estaban ya bastante ralas.



Isabel. Casitas típicas de Marken



La otra excursión nos lleva a dos pueblecitos antaño pesqueros y expuestos a los caprichos del mar del norte, y que ahora son turísticos y bañados por una apacible laguna de agua dulce gracias al dique Houtribdijk, que es en realidad una presa, al estar las aguas a distinto nivel a ambos lados.


Veleros entre Marken y Volendam


Por cierto, durante el viaje os recomiendo que observéis un fenómeno curioso, como es ver el agua de los numerosos canales a cuatro metros  por encima de la superficie del suelo. La mitad aproximadamente de la superficie de los Países Bajos se encuentra por debajo del nivel del mar, en terrenos ganados a lagos y marismas (los llamados “polders”).



Molinos de Zaanse Schans

Personajes de época en el Begijnhof



Una broma local dice que Dios hizo el mundo, y los holandeses Holanda. Parece que llevan bastante razón…
 

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