Si dijese que
prefiero que gane Italia estaría poniendo en peligro mi vida, mi hacienda y mi
honor. Y no creo que la cosa cambiase mucho por más que razonase esta
afirmación. Pero la verdad es que si se piensa fríamente, la victoria de España
no nos supone ninguna ventaja personal a ninguno de los españoles de a pie,
mientras que nos arriesgamos a sufrir los ruidos, desórdenes callejeros, daños
en fuentes y otros monumentos públicos e incluso algún fallecimiento por
síncope o accidente debido a la euforia.
Y por otra parte,
por favor, no olvidemos que el fútbol es sólo un deporte, uno de los muchos que
hay, en el que unos cuantos chavales se ganan una millonada que les pagamos
directa o indirectamente incluso los que pasamos de ellos por dar unas cuantas
patadas -espero que muy bien dadas- a un balón. Imagino que si yo fuese uno de
tantos deportistas que tienen que pagar de su bolsillo su entrenamiento para
conseguir méritos internacionales que no cuentan con el reconocimiento de casi
nadie, estaría bastante cabreado. Y eso sin hablar de artistas, investigadores,
intelectuales, etc. que han realizado labores impagables por la sociedad a base
de sacrificios personales, mendigando subvenciones y sin el menor
reconocimiento fuera de los estrechos círculos profesionales.
Así que no apostaré
por la victoria de los italianos, pero al menos permítanme que desee
simplemente que gane el mejor. Me reservo mi patriotismo para cosas que me
parecen mucho más dignas.
Hace un tiempo dejé olvidadas viejas glorias en favor de otras de menor raigambre.
ResponderEliminarDe las primeras no obtuve para sustento de cuerpos.
De las segundas, sospecho no obtendré apenas alimento espiritual.
Mientras todo un Mundo se tambalea solo por unos cuantos pelotazos bien dados, cada cual teje su patriotismo aunque sea a base de encajar goles. O saltar por el larguero.
Italia-España-Ucrania: Tres penínsulas, tres realidades, tres trampas mortales, si me apuran.
Un abrazo, José Ángel
Sí: en los tiempos de Franco se quejaban de que nos manipulaban intencionadamente con el fútbol; ahora somos nosotros solitos los que nos dejamos manipular, lo aceptamos voluntariamente anulándonos el cerebro ad libitum..., para no pensar, para alienarnos, para olvidar, para mezclarnos con la masa, porque ni siquiera somos capaces de elegir nuestras propias diversiones, nuestros propios gustos, nuestras propias satisfacciones... Forza Italia! Al menos así no nos dan por saco en España, con los telefiarios monográficos, reportajes monográficos y, lo peor: incidentes por doquier. ¡Maldita sea! ¡Salid a la calle por otras cosas, que hay millones de motivos!
ResponderEliminarCuando ganamos el mundial -bueno, yo no gané nada-, escribí este artículo: leer.
Acertados comentarios, solo discrepo en que se pueda considerar al "furbo" un deporte. Teniendo en cuenta que prima la trampa, las malas artes y la golfería sobre el sano ejercicio de ser mejores respetando al rival, creo que está en la categoría de juego.
ResponderEliminarPor otra parte, como fenómeno social, en la actualidad es una suerte de religión para la mayoría y un buen negocio para unos cuantos. Y como tal, para los primeros es condición indispensable desconectar la capacidad de raciocinio y para los segundos atesorar una considerable cantidad de falta de escrúpulos.
Saludos cordiales
De acuerdo contigo, Josmar; me quedé un poco escaso con mi crítica, pero me considero una "rara avis" por mi fobia futbolera, y eso de estar en una minoría tan apabullante hace que tienda a ser un tanto comedido en mis comentarios.
EliminarGracias por el comentario, y un saludo.